Christian Hänel es Presidente de la Asociación de Proveedores de la Industria de la Salud (APIS AG)
La fuerte alza que han experimentado en el último año los valores de los fletes internacionales ha impactado sin duda a gran parte del sector importador y productor del país. Algunas cifras dan cuenta de aumentos de cerca de un 40% en las tarifas aéreas desde abril de 2020 -principalmente por el alza de los combustibles y la reducción de la oferta de vuelos- y de más de 460% en el caso de los fletes marítimos desde China -de acuerdo a datos del Shanghai Containerized Freight Index (SCFI)- debido a la disminución de oferta de buques y de contenedores, que suma a los mayores precios, una gran dificultad para embarcar mercaderías.
A esto se agrega que la mayoría de los puertos están colapsados por la demanda y por la menor capacidad de estiba y desestiba debido a las cuarentenas de cada país, por lo que los productos demoran mucho más tiempo en arribar a destino. En el caso de los puertos chilenos, existen demoras nunca vistas: hoy el plazo de liberación de una carga es sobre el doble de lo que fue previo a la pandemia.
Todos estos factores retrasan la llegada de las mercancías, lo que se traduce en que las empresas locales no pueden entregar a tiempo o bien, en que deben mantener inventarios mayores, lo que aumenta sus costos y las obliga a tener la liquidez necesaria para anticipar compras, lo que no es aplicable a productos que tienen próxima fecha de caducidad -como es el caso de algunos dispositivos médicos.
Además de lo mencionado, se presentan problemas en la disponibilidad de productos terminados, debido al atraso en la fabricación de éstos derivado de los mayores plazos que las fábricas deben considerar, a raíz de que las materias primas e insumos necesarios están también afectos a las mismas complicaciones mencionadas.
Empresas de logística proyectan que este desfavorable escenario podría mantenerse hasta el segundo semestre de 2022 e incluso, algunas pronostican que los precios de los fletes pueden continuar al alza hasta entonces.
Para los proveedores de dispositivos médicos, encargados de abastecer a la red de salud privada y pública de elementos vitales para el tratamiento de los pacientes -en especial, durante la pandemia- esta situación es tremendamente compleja. Es fundamental que las entidades de salud del país consideren que los plazos de entrega pueden retrasarse debido a estas condiciones externas -a pesar de los esfuerzos de las empresas por mantener siempre abastecida a la red de salud- y que consideren esta causa de fuerza mayor al evaluar multar a un proveedor por entregar algunos productos fuera del plazo comprometido.
La principal preocupación de los proveedores de dispositivos médicos es asegurar la atención del paciente, por lo que están en búsqueda permanente de opciones que permitan superar estos desafíos independientemente de los inconvenientes logísticos.