La construcción de la nueva Terminal de Contenedores de Moín (TCM), en Costa Rica, requerirá la importación de 200.000 toneladas de piedra especial desde Noruega. El material, según Kenneth Waugh, gerente general de APM Terminals, concesionaria de la obra, no se encuentra en el país, ya que debe tener una resistencia especial.
La firma tiene a su cargo la construcción de una isla artificial de 80 hectáreas, en la que se instalará un muelle con 39 grúas eléctricas de patio y nueve grúas pórtico, para barcos tipo Super Post-Panamax.
“La piedra angular, la piedra que se utiliza para la coraza, que no es la piedra de relleno, sino que es la piedra que protege el lado que está expuesto al embate del mar. Esa es la piedra que hemos solicitado para importación; el resto de piedra para el cuerpo de la isla será local”, explicó Waugh al diario Nación de Costa Rica.
El ejecutivo agregó que Van Oord Bam, constructora a cargo del proyecto, analizó sacar el material del tajo Asunción, ubicado en Matama de Limón, pero esa cantera aún no cuenta con los permisos necesarios.
“El tajo Asunción era uno de los que más se acercaba a las especificaciones (técnicas). Sin embargo, respetuosos del ordenamiento jurídico, hasta que este tajo no tenga los permisos, no es posible considerarlo como fuente de suministro”, aseguró Waugh.
Para el total del megapuerto, la compañía necesita siete millones de metros cúbicos de material de relleno.
Según la concesionaria, la importación de roca desde Noruega no afectará el costo de la obra, el cual es de $1.000 millones.
Hasta ahora, la terminal presenta un 27% de avance y en los últimos siete meses, se han dragado más de un millón de metros cúbicos de arena y se construyeron 500 metros del camino desde la playa. La primera etapa consta de 36 meses y, al finalizar, debe estar listo el 50% del muelle.
William Lizano, representante de Lemon Stone, propietaria del tajo Asunción, expresó que ven complicada la operación de la cantera este año.
Esta compañía, asociada con Eco Proyecciones del Nuevo Milenio, tiene más de año y medio intentando obtener permisos ambientales y mineros para explotar el tajo.
No obstante, las empresas no han podido demostrar que la finca, donde quieren desarrollar el tajo, les pertenece.
“¿Por qué no nos permiten trabajar?, ¿quién está detrás de todo esto? Todo esto va a parar en una demanda contra el Estado”, manifestó Lizano.
El empresario afirmó que durante una reunión en Casa Presidencial con el mandatario, Luis Guillermo Solís, y representantes de Van Oord Bam, se dijo que la importación de roca iba a encarecer el proyecto, pero no detalló cuándo fue esa cita.
De acuerdo con estimaciones de Lizano, el tajo Asunción daría trabajo a 200 personas, entre operadores de maquinaria y conductores de camiones.