Guimara Tuñón-Guerra es Directora de Operaciones y Desarrollo Maritime Policy Bureau
Siempre he confiado que el papel que desempeñamos en algún momento será motivo de homenaje por la calidad, la eficiencia y el aporte indiscutible que hace al mejoramiento de nuestro sector, más allá que una simple diferenciación para el cumplimiento de metas, cuotas o regulaciones. Y es que, nuestra integración al sector no ha sido sencilla, pero siempre dependiente de nuestra propia visión; ¿Qué queremos lograr? ¿Cómo podemos aportar?, pero sobre todo creyendo que lo podemos hacer.
Ser mujer en este sector, constituye un factor de éxito tal y como lo puede constituir ser hombre. El punto de diferenciación es creer en lo que cada una puede lograr con sus conocimientos, experiencias; pero sobre todo confiando que el trabajo en equipo y la suma de capacidades de todos puede lograr los objetivos trazados.
El rol profesional que hemos desempeñado las mujeres en este sector, en los últimos años, ha tomado mayor visibilidad en los aspectos de difusión, participación y gestión. A ello se suman los diversos esfuerzos, encaminados a potenciar nuestra contribución. Las fases de la evolución demostrada del quehacer de las mujeres, nos obliga a que reenfoquemos el análisis de dicho desarrollo y avances. De tal manera que, al descomponer el problema, analizar sus causas y consecuencias, tengamos clara visión de la misión que debemos ejecutar y tomar las acciones que permitan la equidad de género: mujeres y hombres colaborando y enfocados en el engrandecimiento del trabajo que ponemos a disposición del sector para la maximización de capacidades y recursos que generen sinergias que impacten en todos los ámbitos del sector logístico, marítimo, portuario.
Conocido son los aportes que han hecho y hacen las mujeres en este escenario mundial. Reflexionemos sobre esta realidad, para no minimizar, ni olvidarnos que la equidad de género es un derecho adquirido, producto del tesón y la cuota de trabajo de alta calidad que generamos las mujeres, día a día.
Planteada así, nuestra perspectiva de engrandecimiento de las potencialidades demostradas por las mujeres, debemos enfocarnos en la eliminación de cualquier forma de discriminación, misma que aún persisten hacia las mujeres y que merma el acceso a roles de gestión, administración, dirección, operación y sana convivencia entre los que estamos inmersos, en lo que debe ser una comunidad de trabajo, en pro del desarrollo de esta importante actividad económica.
La historia demuestra que la unión es condición fundamental para el logro de fines y que además, quienes han sido luchadores natos para el logro de esos fines, se adelantan a los tiempos, crean y elevan la calidad de vida de la sociedad, de tal manera que debemos establecer nuestra planificación, estrategias, ejecutar nuestros programas de inclusión y capacitación para potenciarnos juntos: hombres y mujeres, con respeto, honestidad y de esa manera, encaminarnos a la solución definitiva de la discriminación a las mujeres.
Nuestra propuesta es contundente y clara; pasar de la idea a la acción y lograr que el sector valore y remunere las capacidades inconmensurables que poseemos las mujeres.
Los éxitos que hemos visto en el desarrollo de Comunidades Logísticas, muchas lideradas por mujeres, se han logrado con un componente de trabajo de equipo sin distinción de género, y nos pueden ejemplificar esa radiografía que se repite en las planificaciones de yarda de las terminales, en los servicios de practicaje, en la operación de grúas porticas, en el amarre de buques, la carga y descarga; es decir nuestro sector tiene muchísimos ejemplos de como lograr la integración de equidad de género en el desarrollo de la actividad.
Sobresale puntualizar que la equidad obliga a darle a los hombres y mujeres (cada uno), lo que se merecen, en función de sus méritos y condiciones; mientras que la igualdad se encamina a dar a todos lo mismo. Es por ello, que considero que las marcadas diferencias entre hombres y mujeres producto de la naturaleza misma, es lo que hace enriquecedor el trabajo, permitiendo que nos complementemos y logremos balancear las destrezas y habilidades para generar éxito en conjunto. De allí que mi enfoque de la situación de género en el sector es basarnos en la equidad, que exista esa capacidad de entender que las mujeres podemos aportar sin la necesidad de que sea producto de una cuota o una obligación, que estamos aquí, ahora y siempre, con soluciones a los problemas de nuestro sector.
Lo anterior se evidencia, en el involucramiento de las mujeres en el desarrollo de los procesos de automatización en los puertos, a los procesos de gestión, a la consolidación de estrategias logísticas y a la generación de integraciones en materia de ventanillas únicas; y es similar al aporte que hacemos día a día en la operatividad de nuestro sector.
En consecuencia, deben sumarse al esfuerzo de capacitación e integración de todas las iniciativas que impulsen el trabajo en equipo entre hombres y mujeres para potenciar esta equidad. En este sentido, sobresalen iniciativas integradoras y de empoderamiento como PORTMujer; que busca generar redes de colaboración en el sector y a lo largo de la región, que coadyuven a potenciar la cooperación, a compartir experiencias, generar programas de formación y mentoría, y que a través de un trabajo de colectivo, en el cual estén incorporados los hombres, nos acerquemos a los objetivos de equidad que estamos persiguiendo.
En definitiva, se trata de generar una organización que pueda integrar las intenciones de cooperación entre mujeres y hombres que se encuentran desarrollando cualquier actividad relacionada con el sector logístico – marítimo – portuario, ya sea en instituciones públicas, privadas, ONG o académicas; para lograr que los puestos de trabajo, salarios y las responsabilidades, estén en manos de los más aptos, se mantenga y mejore la colaboración y competitividad del sector, sin depender de género, cuotas y regulaciones, que nos esparcen, en vez de unirnos.
Sabido es que existen corrientes de pensamiento que plantean y justifican la distinción de cuotas, programas especiales o regulaciones, alegando que, sin ellas, las mujeres no tendrán la oportunidad de acceder a los espacios que le posibilitan obtener desarrollo profesional en este sector. Sin embargo, considero que este planteamiento, desmerita la capacidad que tenemos las mujeres y trata de invisibilizar la falta de oportunidades, de acceso al conocimiento teórico, pero sobre todo práctico y es allí, donde estas redes de colaboración abren las puertas a identificar las oportunidades para que cada vez más mujeres con el impulso, la capacidad y la certeza de querer integrarse a este sector logren aportar, sientan ese apoyo y se realicen de acuerdo con las metas que se han trazado.
Debemos resaltar que invertir en mujeres, es una de las formas más efectivas de potenciar comunidades, empresas, países y solidificar los lazos perennes de la humanidad; por ende, en este momento donde muchos países y empresas se preguntan como reinventarse para progresar, está claro que la equidad significa progreso para todos.
Recordemos que romper barreas empieza por las mujeres, confiando en su capacidad de hacer, uniéndose a las redes, apoyando el proceso de capacitación, por la convergencia de propósitos de las empresas y su apuesta por la capacidad; por los países y organismos internacionales invirtiendo en iniciativas que impulsen la equidad desde una perspectiva integradora y de desarrollo.