Por José Ignacio Palma Sotomayor
Director Nacional de Aduanas
Dentro de los múltiples roles de protección del comercio exterior y la ciudadanía que cumple el Servicio Nacional de Aduanas desde Visviri a Puerto Williams, está el control del ingreso de productos falsificados al país para evitar que lleguen a venderse ilegalmente. Entre enero y marzo de este año ya hemos decomisado 1.846.192 unidades valorizadas en US$9.960.294, cifras relevantes en el contexto del Día Mundial de la Propiedad Intelectual que se celebra cada 26 de abril.
Se trata de una problemática que está presente en todas las industrias y afecta directamente tanto a las empresas como al ciudadano y sus familias. Cuando hablamos de falsificaciones, no sólo nos referimos a juguetes, zapatillas, vestuarios o artículos electrónicos, que son las más comunes en Chile, sino que también estamos hablando de aguas minerales, medicamentos, lentes de contacto, cigarrillos, pilas o rodamientos de camiones y vehículos, entre un sinfín de productos.
Es un trabajo constante y arduo que realizan nuestros funcionarios en coordinación con diversas instituciones públicas, gremios y con las empresas que ven vulnerados sus derechos de creación o producción, a través de una labor que necesariamente debe ser mancomunada para que sea efectiva: Aduanas detecta y los propietarios de marca deben ejercer las acciones legales que corresponde.
Esta labor tiene dos aristas fundamentales: por un lado proteger el comercio justo y colaborar con los esfuerzos económicos e intelectuales que realizan las diversas industrias para crear y vender productos de calidad; y por el otro proteger a la ciudadanía al evitar que accedan a mercancías de dudosa calidad y procedencia, que en muchos casos son una real amenaza para la salud o la seguridad de las personas.
Para poder realizarlo contamos con diversas herramientas, entre las cuales destacan software especializados, intercambio de información con las Aduanas de todo el mundo –bajo la coordinación de la Organización Mundial de Aduanas (OMA)- y planes de capacitación permanentes donde las propias marcas nos muestran cómo son falsificados sus productos, para poder detectar a través de diversos detalles qué producto es real y cuál no.
Con el gran crecimiento que ha experimentado el comercio exterior en general y el e-commerce en particular, el desafío de evitar que productos falsos ingresen al país se ha hecho aún más imperativo. Cada día y en todas los puntos de control donde estamos presentes, los funcionarios de Aduanas detectan pequeñas o grandes cantidades de falsificaciones de diversos origen, cumpliendo a cabalidad con el rol de protección del comercio y la ciudadanía.
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