Roberto Katz es Executive Director en KLog.co
El comercio marítimo global enfrenta un panorama complejo que está redefiniendo las dinámicas entre Asia y América. Entre los factores clave están la baja en los volúmenes de carga de Asia hacia la costa este de los Estados Unidos, el colapso de puertos por acumulación de contenedores y la dificultad para devolver contenedores vacíos a los puertos de carga (POL) en Asia debido a tiempos de tránsito más prolongados y condiciones climáticas adversas.
Estos desafíos se intensificaron en el tercer trimestre (Q3) de este año y se han mantenido durante el cuarto trimestre (Q4), impactando especialmente las rutas estratégicas que conectan Asia, América del Norte y América Latina. Esta situación ha provocado retrasos significativos, alcanzando hasta 60 días en algunos casos y hasta 90 días en otros, niveles de demora que solo se habían registrado previamente durante la pandemia de Covid-19.
El Canal de Panamá, vital para el comercio marítimo global, atraviesa una de sus peores crisis debido a una sequía sin precedentes. Esta situación ha obligado a reducir la cantidad de buques que cruzan diariamente, limitando el tránsito de 38 a 32 embarcaciones por día y restringiendo el calado permitido. Estas medidas han provocado largas filas de espera para los buques, lo que ha afectado la conectividad entre Asia, América y Europa.
Este cuello de botella ha incrementado los tiempos de tránsito, añadiendo presión a una cadena de suministro ya afectada por otros factores, como la congestión en los principales puertos asiáticos y latinoamericanos.
Impacto en el Pod Manzanillo y Lázaro Cárdenas
El Pod Manzanillo, uno de los principales puertos de entrada en México para mercancías provenientes de Asia, ha sido clave en la ruta hacia la costa este de Estados Unidos. Sin embargo, la caída en los volúmenes de carga hacia esta región ha generado acumulación de contenedores, aumentando los tiempos de espera y dificultando la gestión portuaria.
En el Puerto de Lázaro Cárdenas, otra escala relevante en estas rutas, los desafíos son similares. La acumulación de contenedores y las limitaciones logísticas por tiempos de tránsito más largos han exacerbado el impacto en las operaciones de las navieras.
La falta de contenedores vacíos en los principales puertos asiáticos ha intensificado esta situación, generando costos adicionales para las exportaciones y afectando la disponibilidad de servicios.
Frente a este panorama, las navieras han comenzado a implementar ajustes operativos significativos. Una medida destacada es la omisión de ciertas escalas en México, particularmente en Manzanillo y Lázaro Cárdenas (estrategia conocida como “Face out”), en busca de mejorar los tiempos de tránsito en los trayectos hacia el norte.
No obstante, esta decisión trae consigo consecuencias importantes, tales como la Reducción de la capacidad, ya que las embarcaciones que omitan estas escalas operarán con menor capacidad de carga, generando incertidumbre sobre cómo esto podría afectar las tarifas en las rutas afectadas.
Se le suma las frecuencias ajustadas, lo que se debe a que las rutas podrían pasar a ser quincenales en lugar de semanales, lo que impactaría la planificación de las exportaciones e importaciones.
Aunque estas omisiones pueden aliviar parte de la presión logística y mejorar el flujo de contenedores hacia Asia en sus viajes de retorno, también podrían impactar la conectividad de México y América Latina con otros mercados internacionales.
El comienzo del próximo año está marcado por expectativas mixtas. Por un lado, se espera un incremento en el volumen de carga en enero, previo al Año Nuevo Chino, que este año se celebra en la segunda quincena de febrero. Este repunte podría ayudar a equilibrar la dinámica actual, especialmente si se logra una mayor reposición de contenedores vacíos en Asia.
Por otro lado, la incertidumbre sobre las tarifas, las frecuencias de servicio y los ajustes en los itinerarios se mantendrá como un factor clave para los operadores y usuarios de estas rutas.
El impacto del clima, los tiempos de tránsito y los ajustes en los itinerarios hacia y desde México y Asia seguirán siendo determinantes para las cadenas de suministro globales, especialmente para los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas, que juegan un papel estratégico en el comercio marítimo de la región.