Por Redacción PortalPortuario.cl
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Al comienzo eran muy pocas y relegadas a labores administrativas, pero cada vez es más común -muy acorde a los tiempos- ver a más mujeres desarrollando distintas labores al interior del Puerto de San Antonio. En ese contexto, Claudia Ugarte, Ana Hernández y María Alvarado cuentan cómo es su trabajo en el principal recinto portuario del país.
Ugarte es, por ejemplo, la única mujer con el cargo de supervisora Vessel o vessel planner, en Muellaje STI. Lleva ya 7 años en esa labor que resulta fundamental para el zarpe de la nave en el menor tiempo posible, velando por la correcta organización de la carga.
Además, explica que “nos mandan un documento inicial con la carga que ingresa y según lo que indica ese material vamos distribuyendo los contenedores en la nave. No todas tienen la misma capacidad. Se tiene que ver bien las zonas donde puede cargar más peso. En esto también colabora mucho la naviera, quien debe dar el visto bueno final al plano de distribución que le entregamos”.
En tanto, Ana Hernández asegura ser “una de las cuatro primeras mujeres en integrar el sistema portuario de San Antonio y en ese tiempo fue muy complicado para nosotras, pero de alguna manera fuimos valientes”.
Hace 13 años ingresó, cuando las oportunidades de trabajo portuario para las mujeres eran pocas.
“A nosotras nos decían que teníamos que quedarnos en la casa cuidando a los hijos. No había mujeres que trabajaran a la par con hombres. Yo quería darle un futuro a mis hijos”, comenta.
Desde 2007 se desempeña como tarjadora y entrega apoyo de capataz en Muellaje del Maipo. En el primer caso debe preocuparse que los sellos de los contenedores sean los correctos para mantener un orden en ingreso y salida, mientras que como capataz debe encargarse de la planificación.
“Acá todos los días son distintos y las naves son distintas, uno no se puede confiar, hay que pensar siempre en hacer el trabajo perfecto de principio a fin. Con los contenedores no puedes cometer un error porque son toneladas”, dice Hernández.
“El puerto es una familia, te ve triste pero también feliz. Todo lo que pasó fue por una necesidad. El puerto me dio las ganas que tengo ahora para seguir adelante. En esos años te criticaban por ser mujer y el trato en el puerto fue muy distinto al de los hombres, yo hacía cuatro turnos mensuales, el sistema te lo planteaba de esa forma”, recuerda.
Otra sanantonina, María Alvarado, opera las grúas RTG (Grúa Pórtico Sobre Ruedas), y dice que ingresar al sistema portuario de San Antonio le significó un desarrollo profesional como mujer, además de aprender a controlar el vértigo, pues las máquinas pueden medir 25 metros de alto.
“Primero entré como practicante de tarjadora, pero al poco tiempo me cambiaron a grúas porque faltaban operadores. Cuando llegué había sólo una operadora. Después me mandaron a Panamá a otro curso y actualmente somos siete mujeres en Muellaje STI en el área de grúas”, detalla.
“Al principio, primero porque fue algo muy nuevo para mí, también algo nuevo para mis compañeros porque ellos estaban acostumbrados a su espacio masculino, pero tuve la suerte de llevarme bien con ellos, además se preocuparon de enseñarme. Nunca pensé que podría manejar una grúa. El puerto es una oportunidad para todo el que tenga ganas”, recuerda.
Alvarado describe con orgullo su trabajo. “Las grúas tienen 25 metros de altura, se sube con escalera “gato”. La grúa RTG puede levantar hasta 50 toneladas, en la cabina tenemos dos joysticks de movimiento y todos los botones. En un turnbo se hace de uno a 145 movimientos”.
Finalmente, la operadora hace un llamado a más mujeres a buscar una oportunidad laboral en los puertos. “Que lo intenten. Que se atrevan. Yo pude y cualquier mujer puede hacerlo. Una vez que aprendes no te vas más, te encanta. Además, vas progresando en el trabajo”.