Por Redacción PortalPortuario
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Una disputa de arbitraje destacada en la última Revisión de reclamaciones del Club de Intermediarios del Transporte Internacional (ITIC, por sus siglas en inglés) concluyó con un corredor marítimo o shipbroker que resolvió pagar una reclamación de 380.000 dólares. Acusado de incumplimiento de contrato y negligencia por no revelar restricciones críticas de navegación a los fletadores, el caso subrayó la importancia primordial de la comunicación transparente y la debida diligencia en la industria del corretaje marítimo.
El incidente comenzó cuando un corredor marítimo concertó un contrato de fletamento entre los armadores y los fletadores.
Si bien se acordaron los términos principales, los armadores informaron al corredor que el certificado oficial del barco se entregaría en breve. Mientras tanto, compartieron detalles de un barco gemelo, señalando que su “área de navegación también es R1”, una clasificación que restringe a la nave operar más allá de cierta distancia de la costa.
Debido a los filtros de spam, el broker no recibió el certificado por correo electrónico. Finalmente, lo obtuvo a través de WhatsApp, pero tuvo problemas técnicos que le impidieron reenviar el documento a los fletadores o informarles sobre la restricción R1. Confiando en que el certificado oficial llegaría pronto, el broker se olvidó de transmitir esta información crucial.
Sin saber las limitaciones operativas del buque, los fletadores levantaron las riendas y concretaron el acuerdo. Solo cuando se emitieron las instrucciones de viaje, el capitán del buque informó a los fletadores de la notación R1 que lo hacía inadecuado para el viaje previsto.
Esta revelación dio lugar a negociaciones sin prejuicios (WP) que dieron como resultado la cancelación del contrato de fletamento original y el establecimiento de un nuevo acuerdo de menor duración con una tarifa más alta para adaptarse a las capacidades del barco. Sin embargo, durante estas conversaciones, los fletadores descubrieron que el corredor había sido informado de la restricción R1 antes de que levantaran las solicitudes. Sintiéndose engañados, acusaron al broker de incumplimiento de contrato y negligencia.
Los fletadores reclamaron daños y perjuicios por el tiempo adicional y el combustible necesarios para el viaje modificado, los costes de contratar un buque de sustitución para el resto del período de fletamento y los gastos adicionales de seguro y de asistencia jurídica. Para complicar las cosas, había dudas sobre el deber de diligencia del corredor —sobre todo porque los fletadores tenían su propio broker— y cuestionamientos sobre la aplicabilidad del contrato de comisión. Además, las pérdidas reclamadas eran inicialmente vagas y carecían de pruebas adecuadas.
Tras solicitar asesoramiento jurídico a ITIC, se consideró probable que el corredor se enfrentara a una responsabilidad, ya sea directa ante los fletadores o indirectamente, a través de una posible demanda de los propietarios. También existía el riesgo de que los propietarios pudieran presentar una demanda más costosa contra el corredor por no haber comunicado la restricción de navegación.
Luego de que los fletadores proporcionaron una justificación más clara de sus pérdidas, la reclamación se resolvió mediante arbitraje por aproximadamente 380.000 dólares, lo que representa alrededor del 70% del monto total reclamado.
“Este caso es un duro recordatorio del papel esencial que desempeña la comunicación precisa y oportuna en las transacciones marítimas. Los corredores deben asegurarse de que toda la información crítica, en particular las limitaciones operativas, se transmita con precisión para evitar disputas costosas y mantener la confianza en la industria”, dijo Mark Brattman, director de reclamaciones de ITIC.