Por Redacción PortalPortuario/Agencia Reuters
El derecho marítimo internacional, que tiene siglos de antigüedad, debe actualizarse para prohibir los daños a la infraestructura submarina, como cables y tuberías, según dio cuenta a Reuters la ministra de Justicia y Asuntos Digitales de Estonia, Liisa Pakosta, después que los cables que conectan al país con Finlandia fueran dañados.
Al respecto, las autoridades finlandesas incautaron el jueves 26 de diciembre un buque que transportaba petróleo ruso en el Mar Báltico bajo la sospecha de ser responsable de lo mencionado, como también de dañar o romper otras cuatro líneas de Internet.
A raíz de lo mencionado, el viernes 27 de diciembre la marina de Estonia se movilizó para proteger una línea eléctrica paralela. Asimismo, el Gobierno de Estonia ha decidido solicitar a la Organización Marítima Internacional (OMI) -antes de febrero- que actualice la legislación marítima, la que no abordaría los daños submarinos.
“Estamos interesados en presionar a la comunidad marítima internacional para que cambie o modernice el derecho marítimo internacional”, sostuvo la ministra de Justicia, Liisa Pakosta, en una entrevista. La autoridad dio cuenta que aportar claridad a la legislación sobre cómo deben abordar los países los casos de daños submarinos “minimizaría” la posibilidad de que cualquier disputa termine en un tribunal internacional.
“La actual legislación marítima, algunas de las cuales tienen siglos de antigüedad, aborda de forma muy específica la piratería, muy específicamente la radiodifusión no autorizada, que son cuestiones que están por encima del nivel del mar, pero arrastrar el ancla para dañar la infraestructura submarina es algo que no está específicamente contemplado”, agregó Pakosta.
Por ejemplo, en el caso de la piratería, la actual convención marítima de las Naciones Unidas otorga a los países afectados el derecho a apoderarse de naves o aeronaves, arrestar a las personas involucradas y a que sus tribunales decidan sobre las sanciones.
En tanto, Suecia afirmó que China no permitió que las autoridades suecas abordaran el buque de bandera china Yi Peng 3, sospechoso de dañar dos cables submarinos del Báltico. China afirmó que había proporcionado todos los documentos para la investigación.