Por Redacción PortalPortuario.cl
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La Agencia Nacional de Transportes Acuáticos (Antaq) de Brasil divulgó la segunda fase del trabajo Impactos y Riesgos del Cambio Climático en los Puertos Públicos, que presentó peligros climáticos y medidas de adaptación para los puertos de Santos (SP), Aratu (BA) y Rio Grande (RS). La obra es una alianza entre la Antaq y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sostenible a través de la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ).
Según el estudio, el Puerto de Rio Grande presentó los mayores riesgos. La interacción de la infraestructura portuaria con el aumento de la frecuencia e intensidad de los vientos en dirección sur-suroeste puede resultar en una mayor demanda de mantenimiento, mayores costos de operación y reducción de la capacidad operativa. Las lluvias intensas y persistentes también presentaron amenazas para las operaciones portuarias.
En cuanto al Puerto de Santos, el relevamiento mostró que la amenaza climática con mayor probabilidad de ocurrencia son las fuertes lluvias, siendo clasificado como de riesgo ‘medio’. La probabilidad de ocurrencia de la amenaza se mantuvo frecuente en el período presente y futuro y la mayor severidad observada fue clasificada como ‘moderada’ para la estructura y operación del Canal Externo, Canal Interno y Cuenca de Evolución. Pueden impactar los accesos viales a la terminal, equipos de izaje, entre otros.
En el Puerto de Aratu, el estudio indicó que las lluvias persistentes serán “muy frecuentes” en la región, convirtiéndose en el mayor motivo de preocupación, principalmente para la operación de productos sólidos, que no pueden operar en condiciones de mayor humedad. Las fuertes lluvias y las inundaciones debidas al aumento del nivel del mar también representan un riesgo “medio”.
La encuesta presentó las medidas consideradas más urgentes. En general, las posibles medidas para reducir los riesgos son la creación de bases de datos sistematizadas sobre paros operativos y daños causados ??por eventos meteorológicos; mejora en los procesos de mantenimiento; inversiones en sistemas redimensionados para nuevos patrones climáticos; establecer prácticas de seguimiento; el cambio en las condiciones de operación; y la creación de grupos de trabajo para planificar e implementar las medidas.
