Guimara Tuñón-Guerra es Directora de Operaciones y Desarrollo de Maritime Policy Bureau
La sociedad del conocimiento converge en la inteligencia artificial, en los avances tecnológicos y de manera puntual en la Big Data y la digitalización. La movilidad constante y permanente es, además, vital para el sector portuario, conduciendo su quehacer eficiente y eficaz a la exigencia de la creación de minería de datos.
La asequibilidad de esta fortaleza constituye formidable importancia para el desarrollo de estrategias de las empresas del sector y para todos los entes involucrados en los procesos, puntualmente, los puertos. La información en tiempo real, abre la oportunidad de realizar estudios de tendencia y prospección de mercados con mayor precisión.
Es válido comprender que los estudios, son instrumentos incondicionales para elaborar las políticas de corto mediano y largo plazo. Así mismo, son fuentes de información que encausan y operativizan los procesos, habilitando los ajustes para las respuestas que requieren los usuarios, tanto en tiempo como en seguridad.
A contrapelo, las industrias dedicadas a otras actividades, ejecutan acciones de vanguardia para el trabajo colaborativo e incorporan sofisticados recursos tecnológicos, mismos que producen aprendizajes que conllevan a la rentabilidad sostenida e impactos positivos en la industria, impulsando su posicionamiento.
Colateral a la contracción económica, el impacto de la pandemia SAR-2, Covid-19, ha producido un choque externo a todas las industrias y de manera particular a la marítima-portuaria. La consistente pérdida de valor del dinero ha dado oportunidad a la potenciación de actividades no planificadas y a priorizar los activos. La incertidumbre generada aunado a la falta de una minería de datos, produce incremento en la perspectiva de riesgo, contribuyendo a su vez, a la contracción de la inversión y del gasto. Con la digitalización los análisis deben contribuir de manera más certera a realizar correctivos y decisiones oportunas, ya que los datos del micro y macroentorno, son fundamentales para gestionar riesgos potenciales presentes y futuros.
En América Latina, la evidencia de estos impactos, han dejado sus huellas en la conducta de las economías y de manera particular en el sector portuario.
El sector comparado entre los primeros trimestres de los años el 2021 y el 2022 ha tenido una caída de -4.7%, contrario a las expectativas. Por ejemplo, observamos que, en Panamá, en el la única terminal portuaria que no ha sufrido disminución en el movimiento portuario es Colon Container Terminal, presentando un crecimiento del 53.9% mientras que las terminales concesionadas operadas por Panama Ports Company, presentan las mayores caídas, siendo más notoria la sufrida en la terminal de Cristóbal con -28.7%. Así mismo, en la terminal de Balboa, refleja una disminución de movimientos de 10.9%, según datos publicados por la Autoridad Marítima de Panamá en su reporte estadístico actualizado el 18 de mayo de 2022.
La contradicción sustantiva, la presenta la República de Colombia tal como se apreciar en el primer trimestre del 2022 y en específico, las terminales portuarias de Barranquilla y Buenaventura, las que reportaron un crecimiento de 13.1% y 8.25% respectivamente. La tendencia negativa la presenta la terminal de Cartagena, no obstante, la caída representa un leve 3.3%, según cifras de la Superintendencia de Transporte de ese país.
Lo anterior deja claro la complejidad e inestabilidad de un sector directamente relacionado con la cadena de suministros, de allí que enfrentar retos y desafíos requiere de herramientas que apoyen los procesos de toma de decisión y mejora de la competitividad. La digitalización es un aliado que catapulta las posibilidades de mejora de la gestión en atención a esta visión es necesario que el sector portuario revise su visión y misión y se enfoque en la ruptura de paradigmas. Convergemos en considerar que se hace urgente insertar en sus planes de desarrollo, de expansión y de capacidad productiva la economía del pensamiento y la economía de las cosas.
Recurrir a soluciones que permitan resolver de formar conjunta y coordinada a una comunidad portuaria gestionar y optimizar sus respuestas, generara un entorno productivo que permite enfrentar retos para generar ventajas competitivas. Por ejemplo, optimizar las escalas de buques de forma tal que desde el entorno portuario se colabore en el cumplimiento de las normativas de reducción de carbono en el sector marítimo.
Por último, es importante reconocer que las soluciones pasan por analizar claramente la comunidad en la que se desarrolla y a la que sirve el puerto, de forma tal que las herramientas permitan su desarrollo, pero también una interconexión con otros entornos portuarios, de forma tal que se genere la mayor cantidad de interacciones y colaboraciones en el sector portuario. Lo anterior, es fundamental ya que se requiere información de calidad y en tiempo real y oportuno.
La economía del pensamiento sirve para acercar la inteligencia artificial a las sensaciones de los usuarios, enfocando sus percepciones de satisfacción y para explorar sus intereses actuales y futuros. Por su parte, la economía de las cosas, sirve para realizar contratos inteligentes, que formalicen, faciliten, habiliten, aseguren y se cumplan entre varios puertos. Con esta clase de instrumentos y la convergencia e interacción de ambas economías, enlazadas con las tecnologías, se le imprime al sector portuario, aceleración, eficiencia y eficacia, confluyendo a la realización de transacciones seguras, transparentes y ambientalmente responsables.