Venezuela acumula una multimillonaria deuda con navieras globales por demoras en devolver contenedores, dijeron fuentes conocedoras del tema, una situación que provocó un alza en los costos de importaciones para un país dependiente casi totalmente de ellas y con pocas divisas.
Según publicó la agencia Reuters, debido a los problemas logísticos por el repunte de importaciones públicas, en los últimos seis años agencias y empresas estatales acumularon multas por tardarse meses o nunca devolver contenedores en un país donde operan firmas como la danesa Maersk o la alemana Hamburg Süd, indicaron fuentes de los dos principales puertos del país.
“El monto ya sobrepasó los 1.000 millones de dólares”, aseguró una fuente familiarizada con el cobro de recargos que aplicaron las líneas de transporte marítimo. “Lo grave es que dicen que no van a reconocer esa deuda”.
Las líneas de transporte marítimo permiten a Venezuela extenderse hasta 40 días en la devolución de los contenedores, cuando lo común en la industria a nivel global es entregarlos en menos de dos semanas, según fuentes del sector.
A pesar de la mayor flexibilidad, y al hecho de que el Gobierno debe pagar 100 dólares por contenedor cada día que se retrasa en devolverlo, empresas estatales empezaron a usarlos como almacenes improvisados por estar sumidas en una desorganización logística, indicaron fuentes de la industria.
Entre ellas figuran la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y la principal importadora de alimentos del gobierno, CASA, que hace un año ya les debían a las navieras unos 817 millones de dólares por los retrasos, de acuerdo con un comunicado de la Asociación Naviera de Venezuela.
Estos retrasos y los riesgos asociados al despacho de mercancía a Venezuela también provocaron un aumento de las tarifas de las líneas navieras en el último año: hoy cobran por enviar a puertos venezolanos hasta tres veces más que a otros países de Sudamérica, según un tarifario visto por Reuters.
El incremento es doloroso para el Gobierno de Venezuela, que en medio de una profunda recesión económica lucha por garantizar el suministro de bienes básicos en los desprovistos estantes.
El desplome en el precio internacional del crudo ha desangrado las finanzas del país, un productor casi exclusivo de petróleo que importa desde granos hasta carne, y que además enfrenta multimillonarios pagos de deuda externa este año.
“El negocio naviero en Venezuela está en crisis”, dijo Andrew van den Born, asesor de riesgo de la firma aseguradora Willis Towers Watson. “Pero es sólo un reflejo de los problemas más amplios de la economía venezolana”.
Las autoridades portuarias y los ministerios de Alimentación, de Transporte Acuático, de Comunicación y PDVSA no respondieron a varios pedidos de comentarios de Reuters.
Un diputado del partido de Gobierno que desde el 2011 hace un seguimiento al uso de los recursos públicos, Ramón Lobo, dijo desconocer la deuda del país con las navieras, pero aseguró que se está intentando mejorar la capacidad logística del Estado.
“Se ha hecho una flexibilización de los procesos administrativos que entorpecían o retrasaban las importaciones y exportaciones, con la finalidad de acortar los tiempos”, dijo.
En el desorden de las agencias estatales para movilizar la carga, algunos contenedores han terminado en confines tan extraños como fincas privadas o plantas petroquímicas.
Por ejemplo, un contenedor con el sello de la firma Hamburg Süd se divisaba a principios de marzo dentro de una planta de fertilizantes de PDVSA, sin que quedara clara la función que cumple. La petrolera no respondió a un pedido de información de Reuters.
Un operador del sector portuario local que pidió no revelar su identidad, dijo haber visitado una finca privada en el estado Portuguesa, en el centro del país, en busca de 12 contenedores de un cliente y se topó con más de 100 equipos en el lugar.