Por Luis Alonso
@PortalPortuario
Ya han transcurrido 3 años, 10 meses y 7 días desde que tuvo lugar la invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero de 2022, lo que a la fecha se ha transformado en una guerra de desgaste con una serie de ofensivas rusas por tierra y con drones, mientras que los contrataques ucranianos han obtenido mejores resultados a través del uso de vehículos no tripulados contra la infraestructura energética rusa, particularmente terminales petroleras y buques dedicados al transporte de los productos derivados del crudo.
En este sentido, el año comenzó marcado por la presencia de conflictos en los distintos frentes en el territorio ucraniano. Sin embargo, en enero tuvo lugar la firma de un Memorando de Entendimiento entre Ucrania y Estonia, con el cual se buscaba abordar un plan de recuperación para la infraestructura marítimo-portuaria ucraniana, lo que serviría de preparativo para una recomposición a mayor escala cuando la guerra llegase a su fin.
En tanto, en febrero la Administración Militar Municipal de Berdyansk acusó a Rusia de utilizar el Puerto de Berdyansk, Ucrania, para exportar granos y otros productos agrícolas “saqueados”. De acuerdo con datos rusos, el envío de productos agrícolas, desde la parte ocupada de la región de Zaporiyia, superó los 1,5 millones de toneladas en 2024, destacando el trigo y la cebada.
Días después, drones rusos dañaron infraestructura portuaria en el sur de Ucrania, según dieron cuenta funcionarios, mientras que la vecina Moldavia sostuvo que dos drones habían explotado en su territorio y Rumania, miembro de la OTAN, encontró fragmentos de drones y restos de explosivos en dos sitios.
Lo anterior siguió escalando en marzo, al punto en que la propia Autoridad Marítima de Panamá (AMP) dio cuenta de dos incidentes que afectaron a buques registrado bajo su pabellón, particularmente un granelero y un portacontenedores, los que fueron blancos de ataques en el contexto del conflicto ruso-ucraniano. El primero se encontraba en un recinto portuario ruso cuando fue alcanzado por un dron, mientras que el segundo, ligado a Mediterranean Shipping Company (MSC), estaba en el Puerto de Odesa, Ucrania, cuando un misil impacto el área.
A fines de marzo se informó que Estados Unidos había alcanzado acuerdos con Ucrania y Rusia para pausar los ataques en el mar Negro, mientras que Washington acordó presionar para levantar algunas sanciones contra Moscú. El pacto sobre una tregua marítima aborda una cuestión que fue crítica al comienzo de la guerra, cuando Rusia impuso un bloqueo naval de facto a Ucrania, uno de los mayores exportadores de granos del mundo, empeorando una crisis alimentaria mundial.
El mes de abril transcurrió sin mayores incidentes en el ámbito marítimo-portuario, siendo la aplicación de sanciones y el consecuente control de daños logísticos y operativos el principal foco de atención. Sin embargo, mayo comenzó con la declaración de estado de emergencia por parte del alcalde de la ciudad portuaria rusa de Novorosíisk, lo que se dio luego de un ataque con aviones no tripulados ucranianos que daño una terminal de granos.
En tanto, el 26 de mayo se reportó que la Terminal de Contenedores HHLA de Odesa (CTO) fue alcanzada por un misil ruso, provocando la muerte de tres trabajadores de HHLA, algo que no había sucedido desde el inicio de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania.
Por su parte, junio se vio marcado por el debate relativo a la propuesta para reducir el límite al precio del petróleo ruso. El intento por castigar a Moscú por su conflicto en territorio ucraniano fue visto como una medida que no contribuiría a la estabilización de los mercados energéticos globales, pero la mayoría de los países del Grupo de los Siete (G7) estaban preparados para actuar por su cuenta y reducir aquel tope.
Asimismo, se reportó que Ucrania necesitaría, inicialmente, 500 millones de euros para reconstruir la infraestructura más importante de sus puertos del Mar Negro, destruidos por los constantes ataques con misiles y aviones no tripulados de Rusia, según dio cuenta un ministro del gobierno. En un acto de solidaridad, el puerto polaco de Gdansk lanzó una iniciativa para ayudar al terminal marítimo ucraniano de Odesa, así como otros recintos del país que hayan sufrido ataques por parte de Rusia y reconstruir la infraestructura afectada.
A pesar de lo anterior, julio volvió a enlutecer al rubro portuario ucraniano, ya que un ataque aéreo ruso a uno de los muelles del Puerto de Odesa, ubicado en el sur del Mar Negro, provocó la muerte de un estibador y de un camionero, dañando también a infraestructura de exportación clave para Ucrania.
Agosto destacó por el debate y aplicación de sanciones sobre la flota a la sombra de petroleros que ayudan al transporte no regulado de crudo ruso y sus derivados, lo que llevó a afirmar que las medidas estaban siendo efectivas para reducir la cantidad de buques que se sumaban a estas actividades. Además, un buque permanecía semi hundido luego de ser blanco de un ataque de dron realizado por las fuerzas de Ucrania al Puerto de Olya, Rusia.
En septiembre se marcó un cambio en el conflicto, ya que una ofensiva con drones ucranianos al puerto noroccidental de Primorsk, en Rusia, provocó por primera vez la suspensión de las operaciones de carga en su principal terminal petrolera occidental, según confirmaron fuentes del sector y el ejército ucraniano. Sus actividades fueron reanudadas días después de forma parcial. A lo anterior se sumarían intentos de impactar la terminal marítima del Novorossiysk, lo que sería la primera de múltiples afectaciones a la operación del Consorcio del Oleoducto del Caspio (CPC).
A principios de octubre se reportó que Rusia había aumentado en septiembre 25% sus exportaciones de petróleo a través de sus puertos occidentales en comparación con agosto, lo que se debió a interrupciones en refinerías provocadas por ataques con drones ucranianos que liberaron más crudo. Por su parte, se registró que el tráfico total a través de los recintos portuarios marítimos ucranianos fue de 134.190 TEU de enero a agosto de 2025, lo que representó un aumento del 3,3% respecto al año anterior y la cifra más alta desde el inicio de la guerra con Rusia.
En noviembre, el Grupo Port Alliance de Rusia, que opera una red de terminales marítimas de carga, informó que hackers extranjeros tuvieron como blanco sus sistemas durante tres días mediante un ataque de denegación de servicio distribuido (DDoS). Elementos críticos de su infraestructura digital fueron objeto de sabotaje con el fin de interrumpir las exportaciones de carbón y fertilizantes minerales desde sus instalaciones marítimas en las regiones del Báltico, el Mar Negro, el Lejano Oriente y el Ártico.
Además, un ataque ucraniano con drones dañó al menos dos buques extranjeros y la infraestructura del terminal petrolero en el estratégico puerto ruso de Tuapse, en el mar Negro, mientras Kyiv intenta debilitar el esfuerzo bélico de Rusia atacando su infraestructura energética.
En el penúltimo mes del año también se dio cuenta que alrededor de 1,4 millones de barriles diarios de petróleo ruso, lo que representa casi un tercio del potencial de exportación marítima del país, permanecían en buques cisterna debido a la ralentización en las operaciones de descarga, provocada por las sanciones impuestas por Estados Unidos contra Rosneft y Lukoil.
Lo anterior se vio empeorado luego que las operaciones de carga de crudo en el puerto ruso de Novorosíisk se retrasaran entre dos y tres días debido a los daños causados por un ataque ucraniano en días previos, lo que limitó la capacidad de un muelle clave en la terminal. Las fuerzas de Kiev intensificaron las ofensivas de largo alcance contra objetivos rusos, en particular instalaciones petroleras.
Hacia fines de noviembre se supo que CMA CGM, con sede en Francia y la tercera mayor naviera de contenedores del mundo, había reanudado servicios limitados hacia Rusia, principalmente para movilizar alimentos, tres años después de retirarse del país tras la invasión de Ucrania, informó la compañía. Al igual que otras empresas occidentales, CMA CGM había detenido sus actividades en Rusia, suspendiendo sus servicios de transporte marítimo y desinvirtiendo en las participaciones que mantenía en terminales portuarias, pero ahora se sumaba a su rival MSC, la que ha mantenido sus envíos a Rusia.
Además, explosiones sacudieron a dos buques cisterna de la “flota en la sombra” de Rusia en el Mar Negro, cerca del estrecho del Bósforo en Turquía, provocando incendios en las naves y el inicio de operaciones de rescate para las personas a bordo, según informaron las autoridades turcas y diversas fuentes. Ucrania se atribuyó lo anterior como un ataque con drones navales, ya que los navíos se dirigían a un puerto ruso para carga petróleo destinado a mercados extranjeros, según informaron funcionarios ucranianos.
La nueva escalada de las agresiones llevó a que el costo de enviar mercancías a través del Mar Negro aumentara, mientras que el temor a nuevos ataques elevó los costos del seguro por riesgo de guerra, según fuentes de la industria. En este sentido, Turquía afirmó que los ataques contra buques comerciales vinculados a Rusia amenazaban la seguridad del mar Negro, además extendió un llamado a mantener la infraestructura energética fuera del conflicto.
Lo anterior no tuvo mayor recepción, ya que el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) utilizó drones navales Sea Baby para atacar un petrolero de la “flota en la sombra” de Rusia en el mar Negro, dañando y dejado fuera de servicio a la nave mientras transitaba por la zona económica exclusiva de Ucrania. Por su parte, Rusia volvió a atacar puertos ucranianos, dañando en el proceso tres buques de propiedad turca.
En tanto, una serie de ataques nocturnos con drones rusos dañaron buques con bandera de Eslovaquia, Palaos y Liberia en los puertos de las regiones ucranianas de Odesa y Mykolaiv. Posteriormente, Rusia agredió nuevamente la región de Odesa, dañando un navío civil y las instalaciones en los puertos del Mar Negro de Pivdennyi y Chornomorsk.
De esta forma, los meses finales de 2025 han visto un nuevo nivel de intensidad en el tipo de agresiones y de ataques que están dispuestos a desarrollar tanto del lado de Ucrania como de Rusia. Sin embargo, de manera reciente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que un acuerdo de paz está “cerca” para Ucrania.












































