El comercio global en jaque sobre el tablero de Trump este 2025

Por Redacción PortalPortuario

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Img: Oficina de Prensa Casa Blanca.

Incertidumbre podría ser una de las palabras más apropiadas que resume lo que fue este 2025 para el comercio global. En la primera parte del año, la política comercial de Estados Unidos la administración del Presidente Donald Trump dio un giro drástico hacia el proteccionismo agresivo, consolidando una tendencia que busca priorizar la industria nacional frente a la competencia extranjera.

Bajo el argumento de proteger la seguridad nacional y los empleos locales, la administración de Trump implementó una serie de aranceles masivos en sectores estratégicos como los vehículos eléctricos y los semiconductores, especialmente contra China. Esta estrategia, iniciada en administraciones anteriores y profundizada en 2025, no solo afectó a adversarios geopolíticos, sino que tensó las relaciones con socios históricos como México, Canadá y la Unión Europea, alterando las cadenas de suministro globales.

Esta guerra arancelaria provocó una reacción en cadena de represalias comerciales, sumergiendo a la economía mundial en un escenario de alta incertidumbre. Mientras que el Gobierno estadounidense defendió estas medidas como una herramienta para corregir desequilibrios comerciales, organismos internacionales y analistas advirtieron las consecuencias que esta jugada podría tener.

A pesar de la tormenta, este 2025 se cierra sobre aguas más calmadas y mejores perspectivas para la economía global, en vez de las esperadas en algún momento. Pero volvamos al principio…

El día 1 de febrero, Trump ordenó establecer aranceles del 25% a las importaciones de Canadá y México y del 10% a los productos de China, arriesgando una nueva guerra comercial que, según los economistas, podría desacelerar el crecimiento global y reavivar la inflación.En ese momento, el Mandatario firmó tres órdenes ejecutivas separadas sobre los gravámenes, prometiendo mantener los impuestos vigentes hasta que termine lo que describió como la emergencia nacional por la droga fentanilo y la inmigración ilegal a Estados Unidos.

El Presidente estadounidense impuso solo un arancel del 10% a los productos energéticos de Canadá, mientras que las importaciones energéticas mexicanas enfrentaron el arancel completo del 25%.

Al día siguiente, Trump reconoció que las tarifas aplicadas a los tres países podrían causar dolor “a corto plazo” para los estadounidenses, mientras los mercados globales reflejaban preocupaciones de que los gravámenes podrían socavar el crecimiento y reavivar la inflación.

El presidente de Estados Unidos dijo -el 2 de febrero- que los amplios aranceles que impuso a México, Canadá y China podrían causar dolor “a corto plazo” para los estadounidenses, mientras los mercados globales reflejaban preocupaciones de que los gravámenes podrían socavar el crecimiento y reavivar la inflación.

Desde México, la respuesta no tardó llegar. La Presidenta del país, Claudia Sheinbaum rechazó los aranceles aplicados por su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, y aplicó los propios a las importaciones procedentes de ese país. A la par, Trump aumentó sustancialmente los aranceles a las importaciones de acero y aluminio a 25% “sin excepciones ni exenciones”, en un intento por ayudar a las industrias nacionales en dificultades.

En marzo, Trump, comunicó que cualquier país que compre petróleo o gas de Venezuela pagará un arancel del 25% en los intercambios con Estados Unidos, mientras que su administración extendió un plazo para el productor estadounidense Chevron para cerrar operaciones en el país sudamericano.

Pasando a abril y con un cartel en las manos, el Jefe de Estado transformaba la tormenta arancelaria en un huracán: el día 2 de aquel mes quedó grabado como el “Día de la Liberación”, siendo una especie de simbolismo de independencia y liderazgo económico. Al cierre de marzo, el Mandatario había dicho que sería “benevolente” con sus gravámenes y, en efecto, varios países solo recibieron un incremento de 10%, independientemente de si fueran aliados o hubiera vigencia de algún tratado comercial. Los más castigados fueron países como Camboya, Leshoto y Laos.

Los nuevos cobros comenzaron a regir el día 5 de abril para todos aquellos productos ingresen al mercado estadounidense, mientras que el 9 de igual mes correspondió para las naciones que contaran con un porcentaje mayor. Los vientos arancelarios, sin embargo, estuvieron lejos de amainar, porque durante los meses venideros, y para reactivar industrias específicas, Trump impuso otra partida de gravámenes a productos y países específicos.

De hecho, a pocos días de la primera partida de aranceles, Trump amenazó con incrementar 50% más los aranceles a China, aumentando las posibilidades de que la guerra comercial desencadenada escalara a niveles mayores, tras las últimas determinaciones comerciales de la administración estadounidense.

En su estilo poco convencional, además, Trump -en un evento del Comité Republicano- se burló de los países que estaban intentando negociar tarifas con su país, al asegurar que lo han llamado “besándole el trasero”. Hasta ese momento eran unos 50 los Estados intentando renegociar acuerdos con el país norteamericano.

Puerto Los Ángeles

A su vez, el gobernante puso una pausa de 90 días a los aranceles para todos los países que no habían tomado represalías a sus medidas.

Asimismo, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) comunicó que implementará en 180 días más una serie de tarifas sobre los buques ligados a China que arriben a puertos estadounidenses. Las mismas se aplicarán una vez por cada viaje en los navíos afectados y un máximo de seis veces al año, entre otras condiciones.

Ante esto, China Ocean Shipping Company (Cosco Shipping), naviera estatal del gobierno de la República Popular China (RPC), protestó contra la medida que aplica tarifas a los buques ligados al país asiático que operen en puertos de Estados Unidos.

Maersk y Hapag-Lloyd afirmaron, en este contexto, que los aranceles anunciados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, constituyen una mala noticia para la economía mundial y estabilidad comercial, lo que a su vez derivarían en afectaciones en la demanda, flujos de carga y costos.

A mediados de este mes, un portavoz de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, en inglés), indicó a la agencia española EFE que los aranceles de Trump habían recaudado solo 500 millones de dólares diarios, muy por debajo de los 2 mil millones de la moneda norteamericana que se habían estimado.

En esta misma materia, el gobierno de Estados Unidos, liderado por el presidente Donald Trump, otorgó exclusiones de los elevados aranceles recíprocos a teléfonos inteligentes, computadoras y otros productos electrónicos importados principalmente desde China, lo que representa un gran alivio para empresas tecnológicas como Apple que dependen de productos importados.

En otra ofensiva de Estados Unidos contra uno de sus adversarios, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro estadounidenses aplicó nuevas sanciones contra buques e importadores chinos de petróleo iraní, lo que responde a la campaña de “máxima presión” impulsada por el presidente estadounidense, Donald Trump, sobre el país de Medio Oriente por un programa nuclear.

A mediados de este mes, en Brasil entró en vigor la Ley de Reciprocidad Comercial, una nueva normativa que surge como respuesta al llamado “tarifazo” en el marco de la Guerra Comercial multilateral que lleva adelante el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. 

En mayo, los aranceles aplicados por el Presidente estadounidense Donald Trump fueron “particularmente duros” con Hapag-Lloyd, según dio cuenta Rolf Habben Jansen, CEO de la naviera alemana, que -durante el conflicto comercial- vio una reducción de 30% en sus reservas para envíos desde China a Estados Unidos.

Foto: AP/Susan Walsh, Archivo.

Lo más probable es que una de las noticias más esperadas del año fuera el fin de la Guerra Comercial. Este hecho acaeció a mediados de mayo, cuando Estados Unidos y China lograron un acuerdo para reducir los aranceles mutuos de manera temporal. El país norteamericano bajó los gravámenes de 145% a 30% durante los siguientes 90 días, mientras que los cobros del gigante asiático pasaron de 125% a 10%.

Como efecto inmediato, varios puertos y fábricas chinas se congestionaron ante un impulso de la demanda. De hecho, los exportadores chinos comenzaron a reportar un fuerte repunte de los pedidos estadounidenses desde que funcionarios de ambos países alcanzaron un acuerdo comercial en Ginebra.

Los que respiraron aliviados, fueron las navieras Maersk y Hapag-Lloyd, las cuales valoraron como “el camino correcto” la tregua arancelaria. 

Los vientos arancelarios de Donald Trump llegaron en junio con 50% para las importaciones de acero y aluminio. El Mandatario, de igual manera, anunciaba este mes haber cerrado un acuerdo comercial con China y poniendo fin a los agitados vientos arancelarios. 

Además, Trump anunció que aplicaría 50% de arancel a las importaciones de cobre como una medida para impulsar la producción local de este metal. La Máxima Autoridad estadounidense también dispuso una partida de gravámenes a las cargas brasileñas de un 50% como una suerte de “castigo” al Gobierno de Luiz Inácio “Lula” da Silva por el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro, a quien se le acusó  de vulnerar la democracia con un golpe de Estado, hecho por el cual fue -finalmente- condenado.

Frente a estos aranceles, “Lula” anunció que respondería con tarifas de 50% para los productos estadounidenses que pretendan entrar a su país.

En otra línea, Estados Unidos y la Unión Europea alcanzaron un acuerdo comercial en medio del huracán arancelario que Donald Trump llevó a cabo en una suerte de guerra comercial multilateral, ya que los ajustes tarifarios lanzados el 2 de abril en el contexto del llamado “Día de la Liberación”, no solo se dirigieron a China, sino a todos los países con los que el país norteamericano tiene relaciones comerciales, incluyendo a sus aliados.

Apenas inició agosto y los mercados se desplomaron, después de que Trump impusiera nuevos aranceles a más países. Los nuevos cobros incluyeron un impuesto del 35% para muchos bienes de Canadá, del 50% para Brasil y del 20% para Taiwán. Días más tarde, Estados Unidos y China extendieron una tregua arancelaria por otros 90 días, evitando impuestos de tres dígitos sobre los productos de cada uno.

A fines del octavo mes del año, entró en vigor la decisión de Trump de duplicar los aranceles a las importaciones desde India hasta el 50%, lo que supuso un duro golpe a las relaciones entre los dos países que se convirtieron en socios estratégicos después del cambio de siglo.

En septiembre, Estados Unidos instó a varios países a rechazar el acuerdo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reducir las emisiones del combustible marino, advirtiendo que de no hacerlo podrían enfrentar aranceles, restricciones de visado y tasas portuarias.

Durante el mismo mes, Trump reveló nuevos aranceles a las importaciones, incluidos derechos del 100% a medicamentos patentados y gravámenes del 25% a camiones de carga pesada, lo que desató una nueva incertidumbre comercial después de un período de relativa calma. Días más tarde, manifestó que impondría aranceles de 10% a las importaciones de madera y de 25% a los gabinetes de cocina, tocadores de baño y muebles tapizados, continuando su ataque arancelario a sus socios comerciales globales.

A mediados de este mes, tanto China como Estados Unidos comenzaron a cobrarse tarifas recíprocas a naves construidas o relacionadas con cada uno de los países.

En otro capítulo de ese conflicto, China añadió a cinco filiales estadounidenses del constructor naval surcoreano Hanwha Ocean a su lista de entidades sancionadas por su presunta participación en la investigación de Washington sobre la industria naviera china que llevó a la imposición de tarifas portuarias a los buques del gigante asiático.

También relacionado con este país, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que impondrá nuevos aranceles a las importaciones con origen en Colombia, además de suspender toda ayuda financiera a la nación sudamericana en el marco de un creciente conflicto diplomático derivado de recientes ataques militares estadounidenses a embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico en el Caribe. El mandatario norteamericano, por otro lado, tachó su homólogo colombiano, Gustavo Petro, como “narcotraficante”.

Cerrando el mes, el dictador de China, Xi Jinping,  dijo el 31 de octubre a los líderes de Asia-Pacífico que su país ayudaría a defender el libre comercio global en un foro económico regional anual al que no asistió su homólogo estadounidense, Donald Trump.

Xi acaparó el protagonismo en la cumbre del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en la ciudad surcoreana de Gyeongju, luego de que Trump dejase el país en la víspera tras alcanzar acuerdos con el líder chino destinados a aliviar la escalada en la guerra comercial entre Beijing y Washington.

Durante noviembre, el Presidente de Estados Unidos eliminó los aranceles sobre más de 200 productos alimenticios, incluidos artículos básicos como café, carne, bananas y jugo de naranja, en respuesta a la creciente preocupación de los consumidores estadounidenses por el alto costo de los alimentos.

Las nuevas exenciones representaron un giro drástico para Trump, quien sostuvo durante mucho tiempo que los amplios aranceles que impuso a principios de este año no estaban impulsando la inflación.

La economía mundial ha demostrado ser resistente ante las guerras comerciales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó -este mes de diciembre- la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), mejorando su perspectiva para el crecimiento económico global y del país norteamericano este año. La entidad, que agrupa a 38 naciones, ahora pronostica que la actividad económica global crecerá 3,2% este año.

En Estados Unidos, a comienzos de este mes, se aceleraron los envíos de cultivosChina, todo esto después de que la tensa y tormentosa guerra arancelaria hubiera detenido el comercio durante meses, con al menos seis graneleros están programados para cargar soja en terminales de la Costa del Golfo hasta mediados de diciembre.


 

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