Javier Uribe: La gestión del riesgo en operaciones aduaneras es una tarea de todos

Javier Uribe es abogado especializado en Asesoría Jurídica y en Gestión Aduanera


Contexto

La Organización Mundial de Aduanas (OMA) y los diversos actores, públicos y privados, de la cadena logística del comercio internacional marítimo, terrestre y aéreo no conciben que todas las cargas deban ser inspeccionadas por la autoridad aduanera, al igual que toda la documentación necesaria que se genera por cada una de ellas. Por tal, se impone el desafío de desarrollar acciones que permitan controlar y anticipar los riesgos asociados a las operaciones aduaneras de una manera pensada, cuyo propósito sea minimizar la evasión y el tráfico ilícito, principalmente.

La Aduana

El Servicio cuenta con excelentes recursos humanos y materiales para desarrollar acciones fiscalizadoras más efectivas. Un mejor uso de éstos permitiría evitar aumentar los costos de aquellos que quieren realmente comportarse bien, que se apegan a la normativa legal y reglamentaria, y que en ciertas ocasiones son revisados sin representar un riesgo real o de proporciones. Los recursos deben concentrarse en los riesgos altos, pero éstos deben ser identificados con tiempo.

La Aduana cuenta con personal muy capacitado, con tecnología de última generación (por ejemplo, camiones y portales capaces de escanear la carga de manera aguda, como también software para la aplicación de inteligencia artificial), con binomios caninos que hoy se preparan en un centro de entrenamiento reconocido a nivel nacional e internacional y, sobre todo, cuenta con unidades de análisis de riesgos a nivel regional y a nivel central que debieran alimentar las acciones operativas y finales de fiscalización en todo orden.

No obstante contar con todo lo anterior, la Aduana sigue teniendo un desafío mayor, cual es el de gestionar en forma eficiente los riesgos que representan las operaciones aduaneras y quienes las desarrollan. Esta tarea es el corazón de la fiscalización moderna. Un adecuado análisis del riesgo debe fundar y alimentar de manera constante y dinámica todo su accionar. No basta el “olfato aduanero” que, sea dicho de paso, es muy bueno.

Para esta tarea analítica, es necesario contar con información estructurada y depurada, trabajada de una manera distinta, que permita identificar y sopesar todo riesgo, anticipándolo; no es suficiente disponer de los datos; la elección de la acción fiscalizadora debe ser pensada, medida y evaluada, diferenciada de un proceder rutinario y de simple control. Lamentablemente, la Aduana trabaja con la información proveniente de sistemas que están desintegrados y que solo tienen la condición de ser transaccionales, sin que exista uno propio para el análisis del riesgo, una plataforma diferenciada. Hay aquí otra tarea trascendental que cumplir.

Integración con otros organismos nacionales

Por estos tiempos ha quedado en evidencia la necesidad de contar con un trabajo de inteligencia mejor articulado entre los diversos organismos que, dentro del ámbito de sus competencias y funciones normativas, tienen el deber controlar y fiscalizar acciones ilícitas de índole nacional y transnacional. Integrar la información para obtener una mejor trazabilidad y llegar al núcleo del mal comportamiento, sin quedarnos con un resultado parcial y liviano, es otra tarea que debe ahondar la Aduana. Estamos llenos de acuerdos de cooperación, pero falta acción sostenida.

La cooperación internacional

También resulta necesario activar las buenas intenciones que se plasman en diversos acuerdos de cooperación entre la Aduana de Chile y la de otros países. Hoy por hoy nuestra nación es y seguirá siendo, por su ubicación y prestigio, ruta de paso, destino y esperemos que no de origen, de tráficos ilícitos.

Los privados

Los privados y actores de la cadena de intercambio comercial internacional requieren de la Aduana una mejor gestión del riesgo. Sin embargo, no deben olvidar que dicha gestión comienza en su propia casa; cada uno debe hacerlo también por su cuenta, transparentando sus procesos. La facilitación y el no encarecimiento de la cadena también pasa por un actuar apegado a la norma.

Tarea conjunta

Como podrá haberse observado, estamos frente a un desafío que es tarea de todos. No lo veamos como un mundo ideal sino como uno urgente y necesario, en el cual la transformación digital, tan presente en estos tiempos, no debe ser vista como la solución definitiva a todos los problemas sino sólo como una herramienta que permite hacer más eficiente los procesos, porque detrás de ella siempre deberá estar presente un auténtico compromiso y una sensata decisión humana.


 

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