China busca adelantarse a aranceles de Trump con sus propias restricciones

Por Redacción PortalPortuario/Agencia Reuters

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En tanto Donald Trump intensifica sus amenazas arancelarias contra China, Pekín busca adelantarse al próximo presidente estadounidense con sus propias restricciones y llevar a Washington a la mesa de negociaciones antes de una guerra comercial en toda regla, según sostienen analistas.

China, armada con las lecciones de la última guerra comercial durante el primer mandato de Trump, busca acumular elementos de negociación para iniciar conversaciones con una nueva administración estadounidense sobre aspectos polémicos de las relaciones bilaterales, incluidos el comercio y la inversión, como también sobre ciencia y tecnología.

Esta semana, China lanzó una investigación sobre el gigante estadounidense de chips Nvidia por lo que afirmó eran presuntas violaciones antimonopolio, lo que sigue a su prohibición de las exportaciones de minerales raros con destino a Estados Unidos.

“Tenemos que ver esto como la oferta inicial de lo que probablemente se convertirá en una negociación con Estados Unidos en lugar de simplemente una imposición de aranceles y todos se retiran”, dijo el economista jefe para Asia de HSBC, Fred Neumann.

China está mejor preparada para lidiar con casi cualquier arancel, salvo un anuncio de “Armageddon” de un arancel del 60% sobre todos los productos chinos, enfatizó George Magnus, investigador asociado del Centro de China de la Universidad de Oxford.

La segunda economía más grande del mundo ahora domina globalmente sectores como los vehículos eléctricos y la energía verde, y tiene menos necesidad de los aviones Boeing y los grandes automóviles a gasolina que compró en 2017, habiendo encontrado sustitutos como los aviones Airbus y su propio Comac C919.

Sin embargo, China está lejos de ser autosuficiente. Una nueva guerra comercial con la mayor economía del mundo dañaría aún más a China, dicen los analistas, ya que Washington puede imponer aranceles de importación cada vez mayores a sus productos y desviar aún más a China de sus cadenas de suministro.

China todavía necesita importar materiales estratégicos de Estados Unidos, como microchips avanzados y otros equipos de alta tecnología, y cuenta con que los consumidores estadounidenses compren sus productos, dadas las perspectivas cada vez más pesimistas del comercio mundial y la débil demanda del consumidor interno.

“Pekín quiere sentarse con Trump antes de que imponga más restricciones a las exportaciones estadounidenses de alta tecnología y para asegurar la renovación del Acuerdo de Ciencia y Tecnología entre Estados Unidos y China”, sostuvo Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia Pacífico de Natixis.

El acuerdo, que permite la colaboración científica entre los dos países, expiró en agosto y es poco probable que las negociaciones sobre su renovación se completen antes de la toma de posesión de Trump el 20 de enero.

Si bien Huawei de China ha invertido mucho en sus capacidades avanzadas de fabricación de chips, su viabilidad comercial sigue siendo incierta, agregó, lo que incentiva a los negociadores de China a sentarse con sus homólogos estadounidenses para llegar a un acuerdo que garantice un suministro constante de chips fabricados en Estados Unidos.

Tratos

Pekín tardó dos años en aceptar comprar 200.000 millones de dólares adicionales en bienes y servicios estadounidenses, según los términos del acuerdo de  “Fase Uno” que puso fin a la primera guerra comercial.

Esta vez, China tiene nuevas cosos para ofrecer, como aumentar las compras de petróleo y gas natural licuado, ya que Estados Unidos actualmente está produciendo más de lo que puede consumir.

“Trump se jactó durante la campaña electoral: Perfora, nena, perfora, por lo que necesitará el apoyo de la demanda”, dijo Bo Zhengyuan, socio de la consultora Plenum con sede en Shanghái.

Dadas las crecientes restricciones a la exportación de chips, los productos agrícolas, las materias primas y la energía se encuentran entre los artículos que Estados Unidos todavía puede vender a China, según sostuvo Bo.

Cuando se le pidió un comentario, el Ministerio de Comercio de China dijo que estaba abierto a interactuar y comunicarse con los equipos económicos y comerciales de la administración Trump.

“Las empresas estadounidenses y otras compañías extranjeras están muy preocupadas por si realmente tienen acceso a este mercado”, comentó Michael Hart, presidente de la Cámara de Comercio Americana en China. “¿Podemos siquiera vender a China? ¿Hay una prohibición total sobre nosotros?”, agregó.

El sentimiento empresarial de las empresas estadounidenses en China está en su nivel más bajo desde 1999, según una encuesta realizada en septiembre por el capítulo de Shanghái de la Cámara Americana.

También hay factores no económicos en juego. Trump ha prometido aranceles adicionales del 10% a los productos chinos para presionar a Pekín a que haga más para detener los flujos de fentanilo hacia Estados Unidos.

“Utilizar justificaciones políticas para imponer restricciones comerciales en última instancia hace que las tensiones sean mucho más intratables”, dijo Neumann de HSBC.

Los aranceles al fentanilo también reflejan las restricciones a las importaciones de China a socios comerciales que desagradan a Beijing por cuestiones como los derechos humanos, Taiwán y el Mar de China Meridional.

“Es como seguir el ejemplo del manual de coerción de China”, dijo Magnus. “Creo que lo verían como una bofetada en la cara”, concluyó.


 

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