Imágenes: Héctor Rico
En un hecho inédito en la industria portuaria, un puerto -el de Cartagena, en Colombia- se convirtió en Basílica para acoger una misa. Fue el día 10 de septiembre de 2017 cuando el fallecido Papa Francisco entró en el papamóvil -en medio de grúas y contenedores- al terminal Contecar para compartir la fe en Cristo con 500 mil fieles que llegaron a celebrar junto a él la eucaristía.
Para esto, la Sociedad Portuaria de Cartagena desarrolló una serie de obras sobre un patio de 20 hectáreas, el cual fue adecuado para acoger a los creyentes que, con su presencia, transformaron al puerto en un espacio de oración y reflexión frente a un pastor que, no solo durante su papado, se caracterizó por su humildad, sencillez y cercanía.
La misa de Francisco, el primer Papa americano de la historia, se produjo a eso de las 16.30 horas local de aquel 10 de septiembre sin que las operaciones portuarias se detuvieran, siendo -tal vez- un anécdotico simbolismo de que la fe y el mar unen a todas las personas.
Francisco, de hecho, recordó en su homilía que Cartagena de Indias es una ciudad sede de los Derechos Humanos, porque allí se recuerda la obra de los misioneros jesuitas que, encabezados por San Pedro Claver, se dedicaron a aliviar el sufrimiento y a dignificar a los esclavos africanos que eran llevados por mar hasta la localidad.
El funeral del Papa Francisco, cuyo legado se centró en la lucha contra la pobreza, la protección al medio ambiente y la defensa de los derechos humanos, se llevará a cabo este sábado 26 de abril en la Plaza de San Pedro tras lo cual su cuerpo será sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor.